portfolio soy

A propósito de las posibilidades de aplicación del portfolio y su variante electrónica, el blogfolio, en la enseñanza-aprendizaje de segundas lenguas, se me ocurren algunas observaciones:
El portfolio en su formato papel pesa y las correcciones, aunque tierna evidencia del proceso ensayo-error, quedan mal. El portfolio electrónico, o el blogfolio, no pesa nada y los tachones no se ven. Y tiene una evidente utilidad profesional, en cuanto reflejo de los procesos de aprendizaje y su producción.
Contando con los medios técnicos disponibles, un ambiente favorable a las nuevas tecnologías, un fundamento pedagógico sólido y perspectivas de desarrollo a corto, medio y largo plazo, ¿qué hace falta para que su aplicación se generalice en el ámbito educativo? Para que el portfolio digital se consolide como una herramienta útil para el mundo educativo y el futuro laboral de su usuario, necesita del impulso y la promoción de una parte importante de los actores protagonistas del ámbito ELE: en este caso, de profesores e instituciones educativas.

Se observa que los profesores somos el componente más activo a la hora de introducir novedades educativas en la clase; es la mencionada actitud 2.0., que nos lleva a didactizar las posibilidades educativas que observamos en nuestros paseos digitales, y a adaptar las habilidades informáticas a la enseñanza. El software educativo anima al trabajo colaborativo y fomenta esta conciencia; y los profesores somos los encargados de plantear y observar las ventajas y dificultades de la experiencia, la primera línea en la investigación de las posibilidades de implementación del software educativo. Este trabajo de campo -que después, tras una experiencia positiva que ofrezca garantías de éxito, se trasladará a los proyectos curriculares de las instituciones que lo adopten- se basa en las ganas que el docente tenga por trabajar con nuevos medios.

Las instituciones educativas son las máximas responsables de implementar el uso de estas plataformas, investigar en sus posibilidades educativas, normalizar su empleo didáctico e imprimirle carácter de prestigio académico. El aprendizaje on-line se entiende como un activo más en la oferta educativa. Tomando estos elementos en consideración, y observando la evolución y el uso generalizado del portfolio en ámbitos profesionales –artes plásticas, mundo financiero- como referencia de las capacidades de su usuario, deben ser las instituciones educativas más audaces las que comiencen a darle al documento la necesaria cobertura académica e institucional que necesita para su reconocimiento y difusión.
En la silla de al lado del ciber desde donde estoy escribiendo esto hay una niña boliviana con dos años que hace esfuerzos y resopla por subirse. Acaba de coger el ratón y hace clicks indiscriminados a la pantalla que tiene enfrente, apagada por cierto. Y me mira y se ríe y mira a la pantalla y otra vez a mí.
Ninguno de los dos tenemos portfolio todavía, aunque hacemos clicks a ver qué sale...
R.

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